La filósofa francesa Barbara Cassin coloca al “mejor” motor de búsqueda del mundo en el centro de su reflexión y analiza el alcance político, económico y cultural del fenómeno Google, imperio de la información, del saber y del comercio a escala planetaria. Examina las prácticas sobre las cuales ha desarrollado su poder y también el tipo de moral que encarna cuando se pretende universal y democrático.
¿Cuáles son los intereses de Google, cuyo proyecto es organizar toda la información y digitalizar todos lo saberes del mundo? ¿Es necesario plegarse al modelo Google para “ser”, por el temor a desaparecer? ¿Qué nuevo lugar ocupan los autores y las obras en el universo digital? ¿De qué modo el uso del globish (global english) por parte de centenares de usuario en todo el mundo, modela una determinada manera de pensar?
La mítica y extraordinaria historia de la invención de Google por los estudiantes de doctorado de la Universidad de Stanford, desde su inicio hasta su estruendosa entrada en la bolsa en 2004, permite a Barbara Bassin abordar desde un nuevo ángulo la cuestión decisiva de la dimensión cultural de la democracia. En tal sentido, afirma:”Dicho de manera brutal, Google es un campeón de la democracia cultural, pero sin cultura ni democracia. Porque no es un maestro ni en cultura (la información no es paideia) ni en política (la democracia de los clics no es una democracia).
A juicio de la autora, Google es un excelente motor de búsqueda. Uno ingresa palabras clave y
obtiene gratuita y rápidamente las respuestas que le convienen, no demasiado redundantes y sin ventanas publicitarias invasivas. Esas son las cualidades, pero todas tiene su reverso. Si las repuestas que uno recibe concuerdan perfectamente con lo que uno busca a, es porque nos tienen “ perfilados”, no hemos convertido en un cliente de quien se conoce hábitos y costumbres porque Google ha implantado “cookies” en nuestras computadoras y de este modo puede manejar el flujo de clics. Y si uno utiliza sus servicios ( Gmail, Picaza etc.), Google se transforma en un “ Gran hermano” que nos conoce mejor que nosotros mismos.
Para Bassin corremos el riesgo de que Google termine siendo algo parecido a una aplanadora de las culturas, a partir de pretender ordenar todo el conocimiento humano desde sus herramientas de clasificación. Esto preocupa a la autora, y todo su libro esta dedicado a explicar porque.
En fin, el libro aporta una serie de datos y reflexiones interesantes para armar una concepción critica de Internet y sus actores. Un cuestionamiento imprescindible a la luz del avance de este popular buscador.
¿Cuáles son los intereses de Google, cuyo proyecto es organizar toda la información y digitalizar todos lo saberes del mundo? ¿Es necesario plegarse al modelo Google para “ser”, por el temor a desaparecer? ¿Qué nuevo lugar ocupan los autores y las obras en el universo digital? ¿De qué modo el uso del globish (global english) por parte de centenares de usuario en todo el mundo, modela una determinada manera de pensar?
La mítica y extraordinaria historia de la invención de Google por los estudiantes de doctorado de la Universidad de Stanford, desde su inicio hasta su estruendosa entrada en la bolsa en 2004, permite a Barbara Bassin abordar desde un nuevo ángulo la cuestión decisiva de la dimensión cultural de la democracia. En tal sentido, afirma:”Dicho de manera brutal, Google es un campeón de la democracia cultural, pero sin cultura ni democracia. Porque no es un maestro ni en cultura (la información no es paideia) ni en política (la democracia de los clics no es una democracia).
A juicio de la autora, Google es un excelente motor de búsqueda. Uno ingresa palabras clave y
obtiene gratuita y rápidamente las respuestas que le convienen, no demasiado redundantes y sin ventanas publicitarias invasivas. Esas son las cualidades, pero todas tiene su reverso. Si las repuestas que uno recibe concuerdan perfectamente con lo que uno busca a, es porque nos tienen “ perfilados”, no hemos convertido en un cliente de quien se conoce hábitos y costumbres porque Google ha implantado “cookies” en nuestras computadoras y de este modo puede manejar el flujo de clics. Y si uno utiliza sus servicios ( Gmail, Picaza etc.), Google se transforma en un “ Gran hermano” que nos conoce mejor que nosotros mismos.
Para Bassin corremos el riesgo de que Google termine siendo algo parecido a una aplanadora de las culturas, a partir de pretender ordenar todo el conocimiento humano desde sus herramientas de clasificación. Esto preocupa a la autora, y todo su libro esta dedicado a explicar porque.
En fin, el libro aporta una serie de datos y reflexiones interesantes para armar una concepción critica de Internet y sus actores. Un cuestionamiento imprescindible a la luz del avance de este popular buscador.
Comentarios