A través del marketing las empresas buscan la comercialización de sus productos y estimular una demanda en su adquisición. Y para ello, utilizan diversas estrategias de mercado como la publicidad, para difundir sus productos e incidir en el consumo de la población.
Una de las imágenes estratégicas más utilizada en la publicidad, desde su inicio e incluso hasta la fecha, ha sido la figura de la mujer como elemento creativo, ya sea para acompañar a los productos de estas empresas o bien para explicar sus usos en la cotidianidad.
Ahora bien, muchas veces cuando estas empresas dan a conocer sus productos recurren a los estereotipos de género para comunicarse comercialmente, es decir, utilizan ideas generalizadas basadas en suposiciones respecto de cómo es o debe ser una persona según sus características de su sexo biológico, su orientación sexual, su identidad sexual y su expresión de género.
La figura de la mujer en estos casos se muestra, por una parte, desempeñando tareas domésticas o funciones relacionadas a la crianza de los hijos y, por otro lado, cuidando su imagen de feminidad, sensualidad y sumisión. Aspectos que, hoy en día, son duramente criticados por los movimientos feministas, dado que se trataría de un recurso comercial lucrativo a costa de dañar la integridad y dignidad de las mujeres.
Frente a eso, surge una tendencia social llamada “Femvertising” (feminism y advertising), un tipo de publicidad que además de evitar mensajes especialmente lesivos sobre las mujeres (estereotipos de género, vejación de la imagen femenina o ridiculización de las mujeres), se esfuerza por ofrecer un discurso potencialmente emancipador. Se realiza a favor de las mujeres con mensajes e imágenes que las empoderan; empoderamiento que se desarrollaría en dos planos: el individual, que sería el proceso por el cual las personas incrementan sus niveles de autoestima y capacidad a partir de la identificación de sus propias necesidades, y el colectivo, que implica la unión de los individuos para luchar por objetivos comunes.
Asimismo, esta tendencia insta a las empresas a desarrollar una mayor conciencia política respecto de los productos que están ofreciendo. Puesto que los medios que ocupan para llegar a la población afectan directamente en la calidad de vida de las personas. La publicidad es un agente de cambio y se hace necesario cambiar el paradigma de cómo lo estamos implementando.
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